martes, 6 de julio de 2010

Manzana (1) (de Eva)

Todavía tenia el sabor de la jugosa manzana con sangre mientras el enfermero me insertaba las grapas intentando unir la base de mi dedo pulgar con la palma de la mano.
La verdad, era una manzana de anuncio, limpia, brillante, tentadora, en la que se podía ver deformada toda la cocina y yo con el cuchillo. Eva la había dejado en la mesa y se duchaba.
También resulto dura y resbaladiza; lo suficiente como para haberme cortado entero el dedo gordo de la mano.
En el primer momento dolor no había y tuve tiempo de coger el tajo seccionado que se columpiaba en la mesa. Tintado y todo de sangre me lo lleve a la boca...

Luego iré a refugiarme entre los pechos de Eva como un niño asustado o como un hombre expulsado del paraíso.

7 comentarios:

  1. Jesús, qué relato, qué impactante. Me ha recordado una imagen cinematográfica donde Gerard Depardieu se corta su cosa ante la mirada de la chica.

    Aquí, la chica deja la manzana, pero, al cortarla, el hombre se hiere y casi se secciona el pulgar. Y el hombre, herido y suturado, aún busca cobijo en los brazos de Eva.

    Conclusión mía particular: la culpa no es de Eva ni de la manzana, sino del hombre, que no sabe manejarse bien por superficies duras y resbaladizas.

    Un abrazo.

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  2. A él no le dolió pero a mí sí. Y me pregunto qué hará Eva al salir de la ducha o si dejará que él se cobije en ella. Me lo pregunto y aún duele más.
    Y aun así, o por eso mismo, un placer leerte.
    Un abrazo.

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  3. Definitivamente, soy una insensible, el hombre acaba de perder el dedo y yo maravillada de la preciosa imagen de la cocina y el hombre con el cuchillor reflejados en la manzana.Espero que Eva tenga más corazón. Abrazos, Jesús

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  4. Donde haya un bun plátano que se quiten todas las manzanas.
    Tienen buena prensa por Cezanne.
    Los pintores valientes pintan plátanos. Warhol.

    Escribes impresionantemente bien, Jesús. La RED se te queda pequeña. Y el papel también.
    Abrazo grande.

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  5. Sugerente e inspiradísimo texto.
    Lo importante era no renunciar a morder la manzana; dedos todavía le quedan nueve.
    Me ha encantado.
    Un abrazo.

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  6. El placer de morder la manzana no se te olvidará jamás y ... en la mano veras una cicatriz solo física.
    El cobijo que te darà Eva, entre sus pechos, perdurará en la vida.
    Un abrazo

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  7. No hay mejor refugio para un pecador.

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