“Una joven dama llamada Bright
que correr más que la luz podía
se marcho una mañana
a la manera einsteniana
y a la noche anterior volvía”
A. H. Reginald BullerEn la plaza de Santo Domingo me encontré con un compañero del instituto. Me dio tanta alegría verlo que hasta lo abracé. Hacía casi veinte años que no le veía. Iba con su mujer y sus dos hijos, por cierto, guapísimos, un niño de unos cuatro años, con una mirada inteligente y una niña más pequeña, risueña, simpática, más inteligente todavía y con unos rizos que enamoraban. Me los encontré en las cercanías del Ficus de Codorniú. Me saludó muy tranquilo, y creo que se alegró de verme, me presentó a su mujer, que me dio dos besos mojándome las mejillas. Me comentó que andaban por la zona porque estaba escribiendo una novela y una pequeña escena se desarrollaba en este lugar.
He de decir, que ver a esta familia me resultó muy reconfortante, les vi tan tranquilos, que era como si en realidad existiera Dios o esta vida tuviera sentido. Los niños corrieron hacia una fuente junto al monumento de Los Derechos Humanos. Su madre los seguía con la mirada. Cuando nos despedimos, los niños daban vueltas alrededor del monumento y los padres se dieron la mano. Yo miré tres veces hacia atrás para verlos, hasta que doble la esquina por Häagen-dazs hacia Correos.
¿Qué se ve cuando hay que mirar tres veces para ver bien? Ah, nuestra alma...
ResponderEliminarUn abrazo.
Eres un romántico, Jesús, no me cabe ninguna duda.
ResponderEliminarMuak.
A mí estos encuentros me producen escalofríos, einstenianos por supuesto.
ResponderEliminarPero tus textos son una desenredadera para el alma.
Un abrazo.
Yo también creo que sí, Jesús, que se alegró mucho de verte :)
ResponderEliminarUn beso
Algo inusual, pero divertido ¿no?
ResponderEliminarMe gusta como lo cuentas Jesús.
Un beso
¿Lo encontraste tan "maravilloso" por qué, sin querer, lo comparabas con la situación de tu família?
ResponderEliminarJesús, no te confundas, un encuentro inesperado nos provoca magnificar la situación.
Tu si que me provocarias el mirar tres veces para atrás, de lo maravilloso que eres "tu y tus escritos".
Besos mil
Veo que no has perdido la forma. Sigues siendo el rey de los 100 metros lisos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me gusta mucho. Me gusta que hays ido por el lado amable. Esperaba que después de tantos años se encontrara con alguien que hubiera adquirido las deformidades de la vida. Alguien joven pero vencido, un adaptado sin más a lo que la vida le impuso. Me sorprendió que no fuera así. Y me gustó. Mucho, como te dije. Lo que no se dice, y es lo bueno, es si esa visión del otro, es la antítesis de lo que el narrador cree que la vida ha hecho con él -o lo que él ha dejado que la vida le hiciera-.
ResponderEliminarNo sé si te he liado. Pero sé que escribes muy bien.
Abrazo.
Perdón por tardar. El trabajo...
Me ha transmitido mucha paz. Un beso, guapo.
ResponderEliminarBuenas Jesús !! Como te prometí he entrado en tu blog. No he tenido mucho tiempo para leer todos los textos, ya lo haré. He leído éste primero. Muy bonito, pero tengo curiosidad por saber qué relación tenías con tu ex compañero en el instituto. A veces tengo la sensación, que tengo demasiado idealizada a la gente que admiraba.
ResponderEliminarLa vida entrelaza caminos. 1 beso a la familia.
Jordi
Jesús, tu blog es una pasada! Me pondré a leerlo de a poquito. Para empezar, te digo que, como José Lorente aquí arriba, esos encuentros me producen escalofríos, pero obvio, no me pasan nunca :) Un saludo y enhorabuena por tu trabajo!
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