martes, 5 de julio de 2011
Eternamente
–Lili, cariño mío, nuestro matrimonio, si Dios nos da vida, durará cien años, hacemos tan poco el amor, que siempre te tengo en deseos, que nunca llegaré a hartarme de ti.
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No hay bien que cien años dure. Ni cuerpo que no desista.
ResponderEliminarMe alegra que estés razonablemente bien.
Abrazo grande.
Te imagino por los bosques... Imagino que tu deseo llueve y apaga todos los fuegos (por venir)... Menos el que arde en el árbol de los deseos.
ResponderEliminarUn abrazo.
No hay desgaste para el amante de Lili, habrá que contarle que las piedras de los ríos necesitan el desgaste que pule hacia la belleza. El deseo es su obsidiana.
ResponderEliminarBesos, Jesús
Jajaja. Eres tremendo, Jesús.
ResponderEliminarMe gusta esta ironía.
Un abrazo fuertote y que no pasen cien años hasta que vuelva por aquí.
Hay gente que se aplica eso del "follo, luego existo", pero diría que el marido de Lili se aplica eso otro del "no follo, luego insisto".
ResponderEliminar¿Y si se harta Lili de tanta insistencia?
Puente de plata.
No nos hartamos de ti.
Mejor tener deseos que hartarse de tanto placer. La esposa és "Lili la savia?
ResponderEliminarBesos mil
jajajaja....me recuerda al chiste de los dos amigos que discutián acerca de si las mujeres follaban por amor o por interés
ResponderEliminarla mía por amor, decía el segundo, tiene que ser por amor porque lo que es interés no pone ninguno
Un beso, Jesús
¿Donde estas Jesús? Añoro tus palabras escritas con sensibilidad.
ResponderEliminarUn abrazo
¿Qué, paseando con El Paseo?
ResponderEliminarTengo una película para ti. Tengo una cerveza fresca para compartir. Tengo una charleta esperándote...¡MANIFIÉSTATE!
ResponderEliminarUn abrazo.