Un día, cuando era niño, me subí en un montón de escombros y grite:
–¡Soy el rey!
Al día siguiente me pusieron gafas y pase de rey a capitán (recuerdan aquello de “gafitas cuatro ojos capitán de los piojos”). Entonces tuve que dejar de jugar al futbol y por las tardes bajaba a la biblioteca a leer “El club de los siete secretos” de Enid Blyton. ¡Ah! Y luego me case y tuve dos hijos.
Cuando el leñador supo que ya no volvería a ver a sus hijos, que ya no saldria jamas de aquel bosque oscuro, grito:
-¡Luna tragame!
Y la luna, ni corta, ni perezosa, se lo trago.
La mejor luna, sin duda, la de un amigo. Leandro Banegas. http://users.spanteladsl.net/~leand/
Buena portada para una novela,¿no te parece? Un saludo cordial a los dos.
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